En el patio trasero de la chamba de mi jefa vivían dos golden, mas que perros parecían caballos. Y eran tan chidos, pinches perritos, uno se llama Max y el otro $%&?^!”·# (no me acuerdo, tiene un nombre como alemán) y eran la onda. Esos weyes me olían llegar como a las dos cuadras y es que ladraban como la madre de fuerte, y ya cuando me veían pues se ponían locos. Se supone que son hermanos, pero no de la misma camada, uno estaba como que en la edad de la punzada y al otro ya se le veía el calendario encima. Max es el mas joven, por lo tanto el mas desmadroso. Una de sus tantas gracias era jugar con pelotas de tenis, de las amarillas-verdosas, ese wuey a la primera que te veía te llevaba su pelota llena de babas y te la daba, aunque regularmente te la aventaba al pantalón, que normalmente terminaba lleno de babas de perrote y lodo y algunas marcas de patotas de perrote. Y pues si no lo pelabas pinche perro te ladraba bien fuerte y al oído, tenían una reja donde se paraban que dividía el patio de el pasto y con eso alcanzaba muy bien. Y es que de una ladrada si se cimbraba mi caja toráxica, como si fuera de esos bafles de fiesta de barrio, me cae que mejor le daba su pelotita y que no estuviera chingando. Eso si, les encantaban las galletas de animalitos, y no se como chingados le hacían pero se podían acabar una bolsa y es que una apenas le sabia poco, pinche hocicote pero pa’ no aburrirme me ponía a darles galletas de a una. Max era un ojete con su carnal, cada que podía le daba un caballazo para ganarle la galleta. Eso si, eran bien entendidos los cabrones, al primer pinche grito se ponían firmes y eso me late en un perro, como que hay unos que se les pasan las cucharadas de miel y no te dejan en paz, y esos weyes con todo que estaban bien pinches grandotes sabían quien llevaba las galletas. Finalmente ya no supe que pedo con ellos, difícilmente no te encariñas con unos animales así, siempre me han gustado los perros y esos estaban bien chidos.
PINCHE MACS, ATACA DE NUEVO
Me acorde ahorita del pinche maximino, ese wuey si es la pura miel, le encanta estar chingando la madre, hasta que se harta va y se echa de lo contrario, si esta de muy buen humor júralo que no te va a dejar ni un momento en paz. Pinche perro odioso, pero la neta también esta bien chido y pues si, me encariñe también. Esas orejas serán mías, culero masca gorras. Siempre me han gustado los perros así como termino medio, como chingones pero no lindos. Me abruman los french y los chihuahua. Pero no me gustan los rottweiler. Como que lo mío lo mío son los labrador y/o golden.
jueves, noviembre 08, 2007
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