sábado, octubre 13, 2007

YA NO ME METO EL DEDO

Regresaba a casa en el bendito transporte publico, hacia calor y el micro venia hasta la madre. Una señora venia a mi lado derecho sepultándome su codo en mi costado, cubriendo su bolso seguramente me vio facha de ratero. Del otro lado otra señora con carreola y nieto-sobrino-hijo adjunto como de 3 años. Digamos que íbamos un poco apretaditos. En la mano izquierda traía una bolsa con discos, lps, como unos 15, así que pesadita si estaba. El problema hasta ese momento era que iba cuidando mucho no picarle los ojos al retoñito de la ñora y de no acomodarle un madrazo en la tatema con la bolsa de los vinilos. Hay ocasiones en que los hombres nos vale madres todo, pero ir sentadote y tener enfrente a una pobre ñora con carreola y chamaco y no pararse es de poquísima madre. Atrás de mi venia una muchachilla como de 16, venia con la señora niño-carreola y ni al caso hasta que de repente se desvanece, así nada mas, y me di cuenta inmediatamente por que me uso de colchón, de puff digamos. Y el sacón de onda inmediato de todo el publico viajero y especialmente de su seguro servilleta. Cuando voltee y la vi en el suelo supuse que estaba buscando algo, como que se le cayo algo al infante y se agacho a recogerlo. Pero no, se veía digamos de una forma muy rara, como que se le fueron gacho las cabras, hasta que la santa señora se puso a dar de gritos entonces caí en que algo no andaba bien. Pues se desmayo y se le ocurrió caerme encima y afortunadamente iba bien apañado, que si no en una de esas me voy encima del wuey de enfrente aunque hubiera estado bien como venganza de no dejar sentar a la mamá de la desvanecida. La cosa es que la ayudaron a levantarla y a sentarla y ni un "disculpe usted joven" me lleve, pero no hay pedo. Ya paso un rato y empiezan de nuevo los gritos, ya se desmayo de nuevo pensé y no, se bajaron en chinga y seguían los gritos y lo ultimo que escuche fue cuando la mamá le grito a la chamaca: "te sigues metiendo el dedo, ¿verdad?" a lo que la morra respondió "mamá, ya no me meto el dedo". Varias cosas pasaron por mi mente en ese momento, hasta que vi como todos se hacían a un lado, el asiento donde iban estaba todo guacareado. Supongo era bulímica y pues si, estaba muy flaquita. Abusadas.

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